y tu lado oscuro
(son la misma cosa)
balcón a tempestades de albahaca
y semillas de almizcle,
cerrojo desterrado.
Adoro la pértiga de luz
que compartimos para escarbar
en los, a veces, ojos ciegos
de este mundo,
el balde cristalino de ilusiones implacables.
El canto lejano del águila hecha nebulosa.
Adoro tu sal, poema de aromas,
el oceano bordado en tu mejilla
y tu mano abierta contando soles
con las yemas de sus llamas,
hambre de profana inocencia y fiereza inane.
Vuela, ave sin nombre,
pues eres parte de los cielos.
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