Quien quiere cambiar las cosas, busca la manera. Quien no, busca la excusa.

22.3.09

Hoy he Salido a Correr

De entrada parece algo vano, hablar sobre algo tan intrascendente como el footing digo, pero en este caso no lo es. Que hoy te hable de que acabo de salir a correr tiene el sentido de un acto de rebeldía, de inconformismo y de esperanza.
Hoy me he rebelado contra todos los que me dijeron que me olvidara de correr, tras una operación de tobillo que me sumió en una incertidumbre insufrible sobre, incluso, mi capacidad futura para andar sin ayuda de un bastón; pero también me he rebelado contra esos entes de negro y sus amigos los de la gaviota (pobres preciosos pájaros cuya imagen han secuestrado) que quieren destruir nuestro Parque de la Cornisa, con la excusa de que está en mal estado, demostrando que mal del todo no estará si se puede hacer deporte en él..
Hoy no me he conformado con quedarme encerrado en casa, abotargado entre imágenes o páginas web, excusándome en el miedo, real, que le tengo a una nueva lesión de tobillo; por lo que me puesto la tobillera, he calentado ¡y para alante! Y tampoco me conformo con el robo de un parque de todos los madrileños y españoles, para uso y disfrute de unos asalariados que hacen muy poquito bueno que justifique ese sueldo.
Y hoy, en este momento, una hora después, estoy más esperanzado que nunca porque la articulación está ya fría y aún no me duele, y me da alegría saber que esta esperanza no es sólo la mía, sino de tí, que te acabas de operar o vas a hacerlo, y de todos los lectores que tienen lesiones y no saben si lograran salir adelante. Además, es la esperanza de un barrio de 60000 habitantes, ya que el Parque de la Cornisa está más vivo que nunca y buye de jóvenes disfrutando de este arrollador comienzo de primavera, de niños jugando, de grupos de amigos con sus mascotas, de artistas preparando sus obras, ancianos que charlan apaciblemente y deportistas aficionados realizando sus rutinas.

Está fue mi ruta.






















Un abrazo.


4.3.09

Nanas de la Cebolla de Miguel Hernández

Este poema lo escribió Miguel Hernández desde la cárcel a su mujer e hijo, en respuesta a una carta en que ella le contaba que sólo tenían pan y cebolla para subsistir.

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

Miguel Hernández murió en el reformatorio de adultos de Alicante, con 31 años, el 28 de marzo de 1942, enfermo de tifus y tuberculosis, contraídas en en prisión.

2.3.09

Sobre el Proyecto de Destrucción de las Vistillas y la Cornisa

Si no paramos esta aberración, lo único verde que va a quedar en las Vistillas y la Cornisa, van a ser los curas.

Elcaballodeatila dixit.