Abdoulaye Kone vino a España huyendo. Huyendo de la violencia de Costa de Marfil. Su madre fue asesinada y él fue secuestrado por un grupo armado que iba a reclutarlo como niño soldado, dice el papel con el que solicitó a España el asilo en octubre del año pasado. Tenía 20 años y la misma esperanza que muchos otros, vivir tranquilo, papeles y trabajo. Por eso se jugó la vida enganchándose a los bajos de un camión el lunes pasado en Ceuta, quería llegar a la península. No le salió bien, se cayó del vehículo en marcha a la altura de Manilva, en Málaga, y murió justo cuando ya había cumplido su sueño.Hasta entonces había vivivo en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Ceuta junto al resto de inmigrantes que esperan llegar a Europa. Ellos, sus compañeros y amigos, lo recordaron el miércoles en una concentración vistiendo brazaletes negros. Las tragedias de los que mueren intentando cruzar el Estrecho escondidos en coches y camiones son habituales, pero es que, además, a Abdoulaye el Gobierno le había admitido su solicitud de asilo a trámite. Cuando murió el joven llevaba en el bolsillo la tarjeta amarilla, un documento expedido por el Ministerio del Interior que autoriza su estancia temporal y su libre circulación por España hasta que obtenga una respuesta definitiva sobre su caso. Según cuentan sus compañeros, no era la primera que se ocultaba en los bajos de un camión, pero en otras ocasiones la Guardia Civil lo había encontrado.
Hasta enero, todo el que tenía ese documento podía coger un ferry desde Ceuta y Melilla pero desde principios de año el Gobierno, como venimos contando en periodismohumano, está prohibiendo viajar a la penísula desde ambas comunidades autónomas (aunque estas sean también territorio español) a los solicitantes de asilo admitidos a trámite como Abdoulaye, basándose en el Código de Fronteras Schengen. Organizaciones como La Comisión de Ayuda al Refugiado, Amnistía Internacional, ACNUR o El Defensor del Pueblo han denunciado que se trata de una medida ilegal. CEAR han presentado ante los juzgados más de 80 recursos de protección de los derechos fundamentales que, consideran, no están siendo respetados.Abdoulaye pensaba que aunque no le dejaran coger un ferry una vez en la península su documentación le permitiría vivir legalmente hasta saber si era reconocido como refugiado o no.”Si la policía lo hubiese parado aquí, mostrando su tarjeta amarilla no hubiese tenido problemas” cuenta José Manuel Monchón de CEAR. ¿Podría haberse evitado esta muerte? “Nunca podemos prejuzgar, pero lo que sí es cierto es que si este chico hubiese tenido todas las garantías que recoge la ley hubiese podido acceder a la península por un medio de transporte normal, no de la manera como lo ha hecho, de forma clandestina y arriesgando su vida”.
“Es gravísimo que este hombre que ha sobrevivido a una guerra, que ha pasado escondido junto a camiones con soldados armados que podrían haberle disparado en cualquier momento y que ha venido a España pidiendo asilo sea precisamente aquí donde no consiga sobrevivir” denuncia José Palazón de la Asociación Pro Derechos de la Infancia (Prodein), que trabaja a diario con la inmigración en Melilla, “huyó de su país y una orden ilegal del Gobierno le obliga a huir de Ceuta si quiere salir a pesar de estar documentado y tener el derecho de irse cuando quiera”. Prodein estudia emprender acciones legales por la muerte de este joven.
Kamel también se la jugó pero tuvo suerte y ahora vive en una ciudad costera española. Él fue el primer solicitante de asilo admitido a trámite al que la policía prohibió montarse en el ferry cuando ya tenía comprado el billete, arriesgó su vida escondiéndose en un container de un barco que salió de Melilla hace unos meses. “La policía le ha parado alguna vez pero ha enseñado la tarjeta y no ha tenido problemas” nos cuenta un amigo por telefóno, Kamel todavía no habla bien español. Muchos de los solicitantes que esperan en los CETI de Ceuta y Melilla se plantean seguir los pasos de Abdoulaye y Kamel, aunque esté su vida en juego. “Son chavales que han vivido situaciones muy difíciles, ahora se ven con un permiso de residencia en el bolsillo y sabiendo que en cuanto lleguen a Málaga podrán vivir tranquilos” hasta que se resuelva su solicitud. “¿Cómo no van a arriesgarse?” se pregunta Palazón.
El Defensor del Pueblo está investigando el caso de Abdoulaye. CEAR ha exigido que “las autoridades actúen inmediatamente para que no siga siendo vulnerado el derecho fundamental de los solicitantes de asilo”, la organización ha sido quien ha puesto nombre y apellidos a la muerte de Abdoulaye. “En los medios aparece como un inmigrante más aplastado por la rueda de un camión” afirma José Palazón de Prodein. “Uno más, y no se le da la importancia que tiene. Hoy cuando escucho a la gente hablar de los tres que han matado en el banco de Grecia, lo lamento y pregunto si conocen la del chico del camión. Él no era banquero y no se habla de ello. Son muertes de diferente categoría”.
Dos visiones
El Gobierno: En su artículo 5, la directiva Schengen recoge que “España mantendrá controles (controles de identidad y de documentos), en las conexiones marítimas y aéreas provenientes de Ceuta y Melilla que tengan como único destino otro punto del territorio español”. Como Ceuta y Melilla no pertenecen al espacio Schengen, según el Gobierno, los extranjeros que acceden a ellas no pueden entrar en la Unión Europera si no están documentados, por eso estos solicitantes de asilo no pueden cruzar el Estrecho.
Las organizaciones sociales como CEAR, AI, Prodein, ACNUR denuncian que es ilegal porque los solicitantes tienen la tarjeta amarilla, documentación expedida por el Ministerio del Interior que les autoriza a permanecer y circular libremente por España hasta que el Gobierno dé una respuesta definitiva a su caso.
Un abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario