Quien quiere cambiar las cosas, busca la manera. Quien no, busca la excusa.

19.4.12

Declaración.

Declaro la guerra a las camisas de rayas.
Declaro la guerra a la tabla de cortar y a la zona azul;
Todas ellas desaparecerán sin remedio.

Declaro la guerra a toda forma de pago por visión,
declaro la libertad de las visiones,
y prohibo la imagen corporativa en mis dominios.

El verso es un derecho universal,
y tendrá garante allá donde llegue polvo de luna, mala hierba,
o las alitas secas de algún difundo insecto.
El verso es libre (aunque puede rimar si es que procede)
para ser leído, escrito, o recitado.
En cualquier momento.
Y en cualquier lugar.

Y declaro la guerra al sueño,
tendremos batalla cada vez que pretenda separarnos.

Y te declaro la guerra a tí, sí, a tí.
No habrá miradas sin réplica.
Los abrazos serán devueltos con firmeza.
Y permitiré tus aproximaciones furtivas,
con el único objetivo de atraparte entre mis labios,
dejarte desnuda y desarmada, y que así te entregues.
Invadiré tu piel, ganaré cada centímetro beso a beso.
No tendrás opciones de escaparte.
Será entonces que ya no importará si era la guerra, o mil batallas,
o caminar sobre atolones mientras sube la marea.

Importará la paz roja sellada en las mejillas.
Armisticio.
Los dedos lánguidos tropezando en las trincheras, las pupilas dilatadas.
Armisticio.
Aliento humeante, humedad alentadora.
Armisticio.
¡Qué se pare el corazón de todas las batallas! ¡Qué se pare el tiempo!
Y que la guerra siga en voz muy baja,
para rendirnos en silencio hasta la próxima proclama.






No hay comentarios: