Contaré su historia. Zahara es mi 3ª perra, llegó la última y no es la menos especial. Zahara apareció en el arcén de una autovía, cerca de una obra en la carretera, pero lejos de cualquier lugar habitado. Cuando vi a Zahara desde el coche no pude parar y con los nervios me salté una salida, así que tuve que dar una vuelta de 40 kilómetros para volver a pasar por el mismo sitio. Me viene de adentro, no puedo evitarlo, luego me desespero porque no se que hacer con él/ella, pero si veo un perro en la carretera, intento recogerlo.
Paramos, allí estaba, una cachorra que no hacía 6 meses y un hongo debajo de su oreja derecha. La verdad es que hasta pasado mucho tiempo no me tuvo confianza, pero con Patri, desde el primer segundo, fue todo lo contrario, y no le resultó difícil conseguir que subiera al coche. Ellas siempre estarán juntas, si ningún agente externo lo impide.
Yo, sobrepasado por el hecho de vivir en un cuchitril con dos perrazas más, intenté todo lo posible por encontrarle adoptante, y me llegué a plantear con firmeza entregarla a un refugio. Ese primer par de meses que estuvo en casa fue un disparate (Pandora acababa de aterrizar y su periodo de adaptación estaba siendo durísimo para todos), pero lo dicho, el amor es lo que tiene y ellas, aún por encima mía, tenían claro que quería seguir juntas pasara lo que pasara. Así que, al final, se quedó en casa.
Zahara, que no es tonta, y precisamente ese detalle es lo que la hace más especial, decidió demostrar entonces que no iba a darme ningún problema, y que, ya que ibamos a tener que convivir, lo mejor era llevarnos bien. Hablo de una mestiza rubia, descarada, un poco paticorta pero de tamaño mediano-grande, con 8 meses y totalmente asilvestrada, la muy descocada. Zahara sin que nadie le hubiera enseñado nada, siempre supo que sus necesidades no se hacían en casa, que no se tira de la correa, que si camina suelta por la calle debe mantenerse al lado nuestra, que su nombre era Zahara, etc... y, además, era cariñosa, agradecida, juguetona, enérgica, tan poco peleona como miedosa, inteligente (en otros aspectos más sutiles que no se pueden describir, pero se palpan)... era PERFECTA. Así que poco a poco, consiguió rendirme a sus patitas, con esas uñas de diferentes colores y tamaño perfecto.
La foto la hice ayer.
Zahara ahora tiene unos 3 años y ella no sabe (creo, es lista hasta asustar) lo que la voy a echar de menos.
Un beso.